Dios Padre Bueno, Señor Jesús nuestro Salvador, Espíritu Santo Defensor, unidos como hermanos por la potestad que la Iglesia nos confiere como Cuerpo de Cristo que somos.
Tomo autoridad sobre toda enfermedad y ordeno a todo virus, enfermedad y miedo que retrocedan ahora mismo en el Nombre de Jesús, y rogamos que por tu Misericordia no permitas que el COVID-19 entre a nuestros hogares, ni en todo lo que vamos a hacer.
Cúbrenos con tu Sangre Preciosa.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestras casas y todos los que las habitan, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente envía para nuestro sustento.
Con el poder de la sangre de Jesús, sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos. Y en fe colocamos un círculo de Su Sangre alrededor de todas nuestras familias.
Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos los lugares donde vamos a estar en este día, y las personas, empresas e instituciones con quienes vamos a tratar.
Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos nuestros trabajos materiales y espirituales, los negocios de todas nuestras familias, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías. Y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre Preciosa, sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestras patrias, a fin de que Tu paz y Tu Corazón reinen en ellas.
Te pedimos, Jesús, que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo, a la Santísima Virgen María, acompañada de San Miguel, San Rafael, San Gabriel y toda su corte de santos ángeles.
Pon un muro de ángeles alrededor de cada familia y que se haga viva tu Palabra, que dice en el Salmo 91:
Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía. No te sobrevendrá ningún mal ni plaga tocará tu morada, pues a sus Ángeles mandará cerca de ti para que te guarden en todos tus caminos.
Amén.