Mi Padre Abba me ama con locura

TESTIMONIO #093

La verdad es que este nombre, Somos hijos de Dios, elegido por el mismo Dios, es una verdad muy grande si lo vemos como la clave para convertirse realmente en hijos de Dios y herederos del legado eterno, que es aceptar el Espíritu de adopción, que nos hace pasar a ser hijos íntimos de Dios.

Para mí, cuando tuve el privilegio de ser de las primeras llamadas por Dios a esta Comunidad, fue dejar entrar a Dios en mi orfanato donde estaba sola y muerta espiritualmente. Él irrumpió en ese lugar de rechazo, silencio y abandono donde no podía decir Abba.

Y sin merecerlo me llamó su hija por el puro afecto de su voluntad. Me dio un nuevo nombre, apellido y herencia. Transformó mi futuro de dolor y muerte en un destino de Gloria. Me invitó a su habitación de deleite permanente, donde puedo vivir como es en el cielo aquí en la tierra. Me dio un nuevo hogar y me coronó de su bondad y su misericordia. Me devolvió la voz y la vida y empecé a vivir en otra dimensión de amor, donde puedo decir desde lo profundo de mi corazón, no solo decir (porque las palabras se las lleva el viento), sino sentir que Él es mi Padre y yo soy su hija, y mi Padre Abba me ama con locura.

Muchos hoy en día no tienen problema de aceptar el sacrificio de Jesús y de reconocerlo como su salvador, pero no aceptan el amor del Padre. Cuando reconocemos y vivimos este amor, realmente se activa una herencia de bendiciones y deleites y de Gloria en nuestra vida. Para realmente caminar como hijos de Dios y pasar de ser niños de chupete a maduros. Porque cuando somos niños vemos a nuestros padres como superhéroes, pero cuando crecemos lo que queremos es alguien que nos abrace y que nos afirme en cada momento de nuestra vida. Los niños de chupete necesitan admiración, pero los hijos maduros prefieren alguien cercano que camine junto a ellos.

Dios es Todopoderoso, pero también es todo cercano y todo amoroso. Reconocer y aceptar esta verdad viva nos introduce a una nueva relación con nuestro Padre Abba, y es ahí, solo ahí, donde se activará su herencia de poder vivir en la tierra como en el cielo.

Gracias, y a seguir dando la Gloria a Dios, porque la Gloria es suya. Y a crecer para que esa orfandad se vaya y realmente podamos hacer lo que Dios nos ha enviado a hacer y a ser. Y sobre todo a ser.

«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11, 29).

Adriana.

P.D.: Dios nos llamó a caminar con otros hijos porque a través de sus palabras vamos a ser sanos y libres. Corazones dependientes de la presencia de Dios, pero que podemos ser hijos que manifiestan al Padre. Dar paternidad a otros. Cada uno de nosotros estamos llamados a manifestar al Padre al que está a nuestro lado. Revelación de la paternidad de Dios para nacer como hijos nuevos de una intimidad con Dios. Llamados a restaurar el corazón de huérfanos.