Me he curado definitivamente

TESTIMONIO #137

Buenos días, padre Salvador:

Te comunico con retraso, parte comprensible y parte no (creo que «el patas» tiene algo que ver con estos «olvidos») que me HE CURADO DEFINITIVAMENTE. 

Hice el RETIRO DE SANACIÓN INTERIOR con el ESPÍRITU SANTO, el primer retiro de este tipo que yo hacía, el 29, 30 y 31 marzo de 2021 en el Escorial Madrid, donde esperaba sanar mi corazón de las múltiples heridas INTERIORES de mi infancia y juventud.

He tenido una vida de mucho sufrimiento siempre y mi conversión paulina fue en septiembre de 2001, por lo que llevo ya 22 años de rescate del Señor y de la Virgen María y, a pesar de una Vida Feliz en la fe y continuada en la Gracia, por la intervención de Ellos claro, había demasiados olvidos involuntarios debido al sufrimiento, según me dijeron varios médicos.

Buscaba perdonar y ser perdonada, buscaba avanzar más rápido en la santidad para los tiempos que se avecinan, y así hacer mejor la Voluntad de Dios, y me llevé una sorpresa al ser curada TAMBIÉN del cuerpo.

Te relato lo que me pasó:

Aquella noche, del 30 de octubre de 2021, frente a la Custodia con el Señor, sentada delante junto a otros, le pedí que me curara una rara enfermedad tropical, no vista en España, salvo en Cádiz, o en personas viajeras de África o Centro América.

La contraje en Cádiz por una picadura de mosca negra, su vector, debió ser, cuando estaba de vacaciones allí. Contraje una enfermedad que se llama ONCOCERCOSIS debido a un gusano que causa elefantiasis y ceguera.

Aquel verano de 2014 algo subía desde dentro de las piernas, de noche. Un año con esa sensación y dolor y llegaba poco a poco hasta los ojos. Montañas de hospitales y pruebas, nadie sabía qué me pasaba hasta que una médico de fe me dijo: «Prueba con albendazol.» Y mejoré muchísimo, los ojos y las piernas: era UN GUSANO. 

Mi hija es médico y yo misma soy bioquímico y me dedico a la Medicina Biológica hace años. Ambas dimos con el diagnóstico por fin. He usado el tratamiento convencional cada 5 meses e ivermectina que me traían unos pacientes de Brasil y el biológico, pero los gusanos no mueren definitivamente, tardan 12 años de tortura y medicamentos, en morir por una sola picadura.

Aquella noche le pedí al Señor que podría quedarme ciega sin medicación (sobre todo la prohibida ivermectina) y que venían tiempos donde no tendría acceso a esas medicinas Y NO PODRÍA SERVIRLE COMO ÉL DESEABA.

Cuando aquella noche empezaron a rezar aquellos desconocidos sobre mí delante de la Custodia, empecé a notar un calor fuerte en los lugares donde SOLO YO sabía que estaban los nidos de gusanos, nidos antiguos y nidos recientes que me han causado picor insoportable, dolor, miedo, insomnio, casi ceguera al inicio, pesadez de piernas, dolor de piernas, inflamación en todo el cuerpo y sobre todo elefantiasis…

Bien, pues noté calor en esos lugares y cuando lo dije, p. Salvador, tú mismo viniste y pusiste las manos muy cerca de esos lugares en la espalda; noté un calor que casi quemaba allí y también en otros lugares, aunque más suave. 

Me dio un ataque de risa.

¿Qué me estaba pasando? Después de quedarme con el Santísimo largo rato esa noche, volví desconcertada a mi cuarto y… expectante. Dijiste que la curación podría ser en varios días, ser instantánea o progresiva.

Al día siguiente, en la Misa por los difuntos de nuestras familias, se me había olvidado ya esa sensación de calor del día anterior, pero volvió al elevar la Eucaristía, a Jesús, El Señor; para ser Adorada después de la Consagración. Me volví a sorprender.

¿Estaría curándome?

Debía esperar al próximo ciclo de reproducción del bicho para comprobar si me había curado, donde al notar o no los síntomas en los ojos, picor y movimiento de las larvas en ellos, y movimiento y pinchazos en los nódulos (nidos de bichos del cuerpo) de noche, lo sabría.

Pero pasaron los meses y nada. He esperado dos ciclos y nada. 

Desde entonces no he vuelto a tener ningún síntoma de gusanos de Onchocerca volvulus, la Ceguera de los ríos, enfermedad africana.

Ya puedo decir que estoy curada.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

P. Salvador, gracias por hacer estos retiros que sanan el ama y el cuerpo, por ser mediador de las gracias de Dios.

Puede hacer uso de esta carta como le plazca.

Y Bendita sea la Santísima Virgen María nuestra Madre y Señora.

Amparo Dra. Quintana.