TESTIMONIO #155
Buenos días.
Ayer fuimos desde San Javier y Murcia 4 personas a la Vigilia de Pentecostés.
Nos pareció maravillosa.
En el viaje de ida íbamos llorando, tristes y con miedos diversos, personales. A la vuelta regresamos borrachos de gozo y alegría, llenos del Espíritu Santo. No podíamos parar de reírnos.
Cuánto tiempo llevaba sin estar alegre y feliz, metida en los problemas del día a día. Fue una experiencia, la vivida ayer, que la recibo como un regalo de Dios a mi vida y que necesitaba mucho.
Quiero dar las gracias a todos los que habéis hecho posible esta Vigilia. Por ayudarnos a abrir nuestros corazones al amor de Dios, a propiciar ese encuentro, esa efusión del Espíritu Santo que tanto bien nos hace y hará en adelante. Por acogernos y mimarnos con los detalles que nos regalasteis. La palabra dada llegó directamente a nuestros corazones y se empaparon de paz, alegría, amor. La alabanza nos elevó y nos acercó al Espíritu Santo.
Gracias a todos los sacerdotes por vuestra misión, grande, grande.
Desde el principio tuvimos con fuerza y majestad la presencia viva y real de Dios. Estaba con nosotros, se movía entre nosotros y se podía ver, oír y sentir.
Sigan adelante con su evangelización porque hacen mucho bien. La humanidad tiene sed de Dios y no lo saben. Hay que llevarles al Espíritu Santo para que ilumine sus vidas con todos sus dones.
Sin duda repetiré y hablaré a otras personas de mi experiencia, para que puedan ir a vuestros retiros y vivenciarlo también.
Dios les bendiga por tanto bien como hacen.
Carmen Herrera González.