Jet lag espiritual

— Por Adriana Figueroa

El término «jet lag» se utiliza para referirse a los síntomas físicos y mentales que experimenta una persona cuando cruza múltiples zonas horarias rápidamente, especialmente en vuelos de larga distancia. Esto se debe a que el ritmo circadiano del cuerpo, que es responsable de regular el sueño, la vigilia y otros procesos biológicos, se desajusta debido al cambio rápido en el entorno horario.

Y esto hoy me ha llevado a pensar que tenemos que aprender a discernir que no todo viene del demonio. Algunos podemos padecer un «jet lag espiritual», que podría entenderse como una metáfora para describir una sensación similar de desequilibrio a nivel emocional o espiritual. Por ejemplo, después de una experiencia transformadora o de una inmersión en el Espíritu Santo, algunos podríamos experimentar sentimientos de agotamiento, desconexión, confusión o una sensación general de desorientación. Esto me ocurrió ayer en la tarde y hoy, preguntándole al Señor, me vino el «jet lag», por lo que le puse este nombre y lo interpreté así. «Jet lag espiritual.»

Es importante tener en cuenta que el término «jet lag espiritual» no tiene una definición precisa ni está respaldado por investigaciones científicas. Cada persona puede tener experiencias únicas y subjetivas después de viajar o vivir situaciones intensas, por lo que es importante cuidar de sí mismo, descansar adecuadamente y buscar apoyo emocional, espiritual y psicológico, si es necesario. Tengo siempre presente que somos alma, cuerpo y espíritu, y creo que es algo que tenemos que tener más en cuenta y tener muy presente, a la hora de entender muchas cosas que nos suceden o que suceden a nuestro alrededor.

Yo sabía que había algo más profundo que me estaba pasando y dejé a Dios ser Dios, porque realmente, cuando nos enfocamos en Dios, todo se disipa y es la manera como vencemos las batallas. Y por eso pienso que tenemos que trabajar mucho más el tema de las emociones y sentimientos de cada uno para poder entender por qué reaccionamos de una u otra manera. Y así no juzgamos a nadie, ni interpretamos mal las cosas o sucesos. Dios nos quiere libres y tiene un propósito para cada uno, pero hay que dejar al Espíritu Santo entrar en lo profundo de nosotros para que nos transforme realmente.

Ayer compartí la palabra de Corintios 3, 16-17. Además, Ani me la confirmó a la salida de la Adoración. Es importante dejarnos cambiar en nuestro interior para poder avanzar. Tenemos mucho que hacer en este mundo y realmente somos unos privilegiados que quizá ni valoramos lo que aquí se está gestando. Trabajemos en nuestro interior y en la intimidad con Dios para que realmente hagamos brillar a Cristo.
La Gloria siempre es de Dios.

No olvidemos que llevamos un tesoro en vasijas de barro. Pero que si Dios nos eligió es porque tiene algo grande para esta Comunidad.

En cuanto me vino esta revelación, todo agotamiento se fue y toda sensación de nubosidad se fue. Todo es más sencillo de lo que parece, y la importancia de estar preguntado a Dios.

¡GLORIA A DIOS!