El retiro de sanación interior que hemos vivido en Fátima del 10 al 15 de agosto ha sido realmente especial, porque en ese lugar hay una puerta abierta de gracia y de bendición de Dios para el mundo. Un cielo abierto que permite que nuestro corazón se disponga para ser canal de gracia, se ensanche, se renueve y se purifique para poder recibir la revelación que Dios Padre quiere revelar a cada uno de sus hijos.
Este canto lo resume todo:
¿Cómo podré agradecer tanta bendición?
¿Cómo podré responder a tu amor?
Levantando mis manos, Señor.
Declarando que Tú eres Dios
y dejándome llevar
por el soplo de tu amor.
Y alabándote, y alabándote, y alabándote Señor, Mi Dios.
Testimonios
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