En este nuevo retiro de Renovados en el Espíritu, hemos sido testigos una vez más de la Misericordia de Dios, de Su Amor, de Su poder y de Su Gracia en los más necesitados.
Gracias a todos los que habéis asistido por transmitirnos esa alegría que habéis experimentado estos días, que nos permite ver la clave para descubrir el fundamento de la experiencia de Dios, que reside en esa sencillez última que abre nuestra vida a la voluntad reveladora de Jesús.
Que nuestra voluntad sea la voluntad del Hijo, porque somos hijos de Dios, para alabarle, adorarle, bendecirle y darle gracias infinitas por siempre.
¡Que nuestros sueños sean siempre los sueños de Dios!
Gracias Señor por tu poder y por darnos tu Espíritu Santo con tanto Amor. Ha sido un gran regalo. ¡Jesús ha estado grande con nosotros y estamos alegres!
¡Gloria a Dios!