Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte; tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero, y que alumbre a todos los de la casa.
Mateo 5, 14-15
¡Gloria a Dios!
Ha sido una maravilla, un auténtico regalo poder servir y compartir con los hermanos. Es precioso lo que el Espíritu Santo hace con cada uno.
Somos testigos de la Misericordia y del poder del Espiritu Santo derramado en cada encuentro de «Vida nueva en Cristo», en esa pequeña sala que cuadraba como un Cenáculo a la espera de la llegada y derramamiento del Espiritu Santo.
Cada ponencia, testimonio y dinámica iban directas al corazón. Se ha creado realmente un ambiente de familia.
Esto es un Iglesia en movimiento. Vamos caminando poco a poco y cada uno va encontrado su llamada y don en la multiforme gracia de Dios. Somos un cuerpo y cada uno es indispensable para traer el Reino de los Cielos a la Tierra.
Dios realmente está haciendo nacer una generación de hijos e hijas del Dios vivo, que manifiestan el Cielo en la Tierra y la naturaleza del Padre en todo lugar.
Estamos llamados a la unificación del Reino dividido. No solo estamos entrando en el conocimiento de los principios, sino que viviremos el poder de la Palabra, movidos por el Espíritu Santo y nuestras vidas solo podrán ser explicadas por argumentos sobrenaturales.
Damos gracias por todo esto, por lo que Dios ha hecho, por más que hará y va haciendo. Es una maravilla nuestro Dios, nos asombra con su Amor.
¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!
Testimonios «Vida nueva en Cristo»:
- Creo firmemente en el poder del Espíritu Santo.
- «Una bendición.»
- «Fenomenal.»
- «Claro y directo al corazón.»
- «Yo creo que sabemos muchas cosas, pero desordenadas. Lo de ayer fue ordenar las cosas y dar mucha luz.»