Dar gracias siempre y en todo lugar.
Gracias, gracias, gracias.
Esto sí es sabiduría. En medio de las mayores basuras, sumergido en la más loca de las locuras, atrapado en el más atroz de los miedos… Sí, justo ahí es donde hay que elevar un simple «gracias».
¿Quieres auténtica sabiduría? ¿Quieres poder? ¿Libertad? ¿Felicidad? ¿Quieres autenticidad? Eleva al Cielo, ahora mismo, una sencilla acción de gracias.
¡Da gracias!
Siempre. En todo momento. En todo lugar. En plena batalla. Rodeado de feroces enemigos y de seductoras tentaciones. Aturdido por ruidos ensordecedores y gritos desgarradores. Hundido hasta arriba en el barro. Eleva un «gracias».
Susurra un «gracias».
Lanza un «gracias». Con fuerza. Al Cielo. Ahora. Y el corazón de repente se ensancha. Una luz empieza a brillar. La oscuridad se disipa. Los enemigos son vencidos. La paz te inunda. La vida se abre. Todo renace.
Gracias. Gracias. Gracias.
Sí, esto es auténtica sabiduría. Fuerza. Libertad. Alegría.
Dar gracias siempre y en todo lugar es Vida Eterna. Con mayúsculas.
¡Gracias!