TESTIMONIO #012
Nada más escuchar los primeros acordes y la voz tan dulce de Ana en la 1ª canción (Jesús, has cuidado de mí, estás aquí, sáname) noté inmediatamente la sanación de mis heridas interiores, percibí como una taquicardia y un calor en el corazón, aún haciendo frío en la sala como hacía por la lluvia. Empecé a llorar y a llorar, no podía parar. Cada vez que entonaba el canto, de nuevo sentía cómo Dios me había protegido y cuidado incluso antes de nacer. Cómo me ha amado y ha pensado en mí, en la familia en la que he crecido, en mi historia de vida. Vi que todo estaba en orden porque Jesús siempre había estado a mi lado cuidándome.