TESTIMONIO #169
Un sonido un poco «basto» y, por mi timidez, esto hace que me retraiga un poco a la hora de hablar. Pero con mi acento «de pueblo» soy MELODÍA PARA DIOS, y eso es lo importante.
Después, en el ejercicio por parejas, me tocó con una persona que no me conocía. Ella no sabía nada de mí, y cuando oró por mí, el Señor empezó a hablarme por medio de ella. Sabía lo que necesitaba oír y saber. Sus palabras fueron:
«Te quiero, te amo, me agrada y estoy contento con todo lo que estás haciendo, en la familia, con tu dulzura y amor, sencillez y amabilidad. Eres valiente.»
¡Gloria a Dios!
Yo ya sé que el Señor me quiere, pero qué bonito y agradable es oírlo, y viniendo de Él.
Pero lo que más me llegó o tocó fue que me confirmó que voy por el camino correcto, que Él me ve y sabe todo lo que hago, siento y deseo en todo y para todos. Que, aunque aún no vea resultados, no son mis tiempos, sino los de Él.
Paciencia, Fe y Esperanza.
Este momento de intimidad con el Señor avivó todo mi ser y confianza con Él, a seguir adelante. Lloré, pero de alegría, y descansé.
Todas las bendiciones recibidas son para la Gloria de Dios.
Gracias, Comunidad, por ser canal por el cual el Señor, con el poder del Espíritu Santo, se sirve de vosotros para llegar a nosotros.
Gracias, Virgen María, por ser mi Madre.
Gracias, Santísima Trinidad.
Bendiciones, hermanos/as en Cristo.
La Paz.