Nuevo Pentecostés de Amor Esponsal

TESTIMONIO #020

Alabo y Bendigo a la Trinidad Santísima por estos retiros que nos sirve la Comunidad «Somos hijos de Dios».

En estos retiros se vive el Cielo, porque te transportan del saber al sabor. Muchos cristianos tenemos muchas cosas de nuestra fe, claras en la cabeza, pero hasta que no las vives en primera persona, no te sirven para mucho.

En estos retiros se vivencia la fe que decimos profesar. La fe que, en tantas ocasiones, es algo inerte en nuestras vidas, en estos retiros se hace vida. Como se ha dicho en el Retiro, la vivencia no es contraria a la fe. Cuando experimentas físicamente al Espíritu Santo, intuyes a qué sabe el Cielo, porque tienes la certeza interior de que Jesús está Vivo y está Presente, preocupado por todas nuestras cosas, aún las que nosotros consideramos menos importantes.

Yo doy gracias al Señor por haber llamado a toda la Comunidad a este servicio de Nueva Evangelización y, también, a todos los hermanos por vuestro Fiat.

El viernes al llegar, fuimos muy bien acogidos. Ser recibido con una invitación a la Palabra de Dios es muy gratificante. El bombón estaba bueno, pero la Palabra Jn 8, 12 fue más consoladora:

«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»

Llegas cansado y el Señor te está esperando, en la persona de dos hermanas muy cariñosas, que te invitan a su Palabra. La verdad es que, desde que se anunció la celebración del Retiro, yo esperaba ansiosamente la llegada del día. En estos retiros yo disfruto la Vida.

El servicio de música, impresionante e indispensable; el Espíritu, en muchos momentos, sale directamente del alma y de los instrumentos de estos hermanos y penetra directamente en mi alma y en mi espíritu. Y mi cuerpo que, de normal, no se mueve, no se puede resistir y está activo todo el tiempo. Eso es obra del Espíritu.

La primera noche, durante la oración de desbloqueos experimenté algo que me alivió mucho, pues yo tengo en la columna vertebral dos cervicales desplazadas desde hace años y llevaba desde Junio con bastante dolor. El viaje en coche hasta el Retiro lo hice con dolor. Durante las canciones de la tarde, ya me sentí un poco aliviado. Pero fue durante la oración de desbloqueo, en que pasó esto. Hubo un momento en que me digo «esto que está diciendo el padre viene para mí». Enseguida le pedí al Señor que me desbloqueara de ese error en que yo estaba. Y, casi por instinto, pongo mi mano izquierda en mi espalda, a la altura de las cervicales y digo «fuera dolor ahora en el Nombre de Jesús». Y el dolor de tres meses desaparece enseguida completamente, para Gloria de Dios y alivio mío.

Yo me siento llamado a entrar en el Camino de los Dones Espirituales, que es la única respuesta a los desafíos de esta generación apóstata. Siento una llamada muy fuerte del Señor, en ese sentido. En la noche de signos, el Señor me dice:

«Necesito tus cinco panes y tus dos peces, para alimentar a mis hijos.»

En la hora de Adoración, de 4:00 a 5:00, después de hablar un rato con el Señor, le pedí que me confirmara esta llamada, por medio de una Palabra. Y esta es la que me sale:

«Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.»

Tengo que ser paciente y esperar a que el Señor termine de aclarar lo que Él debe aclarar en los próximos meses. Pido, desde aquí, a toda la Comunidad que ore por mí en este sentido.

El sábado en la mañana, el momento de la Efusión del Espíritu fue impresionante para mí, porque sentía claramente la invitación del Señor y la acepté dócilmente. Le abrí de par en par todas las puertas y ventanas de mi Casa interior y experimenté una invasión total de su Amor.

Por la tarde durante la Escuela Profética identifiqué claramente lo que el Espíritu me decía de las tres parejas que me tocaron. Pero cuando Alejandra, me dice de parte del Espíritu que yo era un «Embajador del Amor», me puse a llorar, porque ella no me conoce y no sabe nada de mí. Nunca hubiera imaginado que el Señor me llamara así.

Lo cierto es que, en la segunda quincena del pasado mes de Julio, durante mis horas de oración matutina, estuve preparando un Retiro de tres días para unas Hermanas que me lo habían pedido. Yo le decía al Señor: «¿Qué quieres decirles en este Retiro?» Y la respuesta del Señor es que el Espíritu Santo es el Esposo de nuestras almas y que, en este tiempo, quiere ya que todos los cristianos, hombres y mujeres, le aceptemos como nuestro Esposo y nos dejemos amar por Él, como Él desea amarnos: este es el Nuevo Pentecostés de Amor Esponsal.

¡Alabada sea la Santísima Trinidad! ¡Alabado sea el Inmaculado Corazón de María!

Lucas.