He salido vencedora

TESTIMONIO #076

Quiero dar las gracias al padre Salvador y a su Comunidad por las Adoraciones vía Facebook.

Cada domingo que hay Adoración voy a mi encuentro con Jesús a través de vosotros. No puedo acudir físicamente a Paiporta por encontrarme fuera de Valencia. Pero alguna vez sí he acudido, invitada por amigos valencianos, que acuden a ese remanso de paz y de presencia viva de Jesús.

Puedo decir que se experimenta el mover del Espíritu Santo con mucha fuerza. Muchas de las palabras que el padre Salvador dice guiado por el Espíritu Santo tocan mi corazón. Quiero confirmar esa palabra que dijo el sacerdote:

«Estás en lucha y sufriendo dolor…», y dio la palabra de 2ª de Corintios 4, 9.

Me confié de esa promesa y he salido vencedora. Hoy veo la luz y las cosas se van aclarando a mi alrededor. Muchas gracias por ser la voz de Dios.

Dios os bendiga. Un saludo.

María.

Es maravilloso

TESTIMONIO #075

Quería confirmar las palabras de sanación de ayer.

Cuando se dijo que una persona iba a ser sanada de un dolor de cabeza y del hombro derecho, en ese momento, se me fue el dolor. Aún estoy sorprendida; yo no di importancia a estos dos dolores y el Señor sí. Es maravilloso que Jesús esté tan pendiente de detalles así. Los dolores no han vuelto.

¡Gloria a Dios!

Tú eres Santo, Santo, Santo

TESTIMONIO #074

Es justo y necesario dar Gloria a Dios por tantas bendiciones derramadas en la Adoración de este domingo 13 de diciembre. En el momento en que alabábamos a Jesús a través de la alabanza «Tú Eres Santo, Santo, Santo», Él me ha regalado la gracia maravillosa de sentir que el Cielo se ha abierto en la parroquia, además del Regalo maravilloso de la Presencia real de Jesús Resucitado en la Eucaristía, estaban la Virgen, los ángeles, todo el Cielo alabándoLe y AdorándoLe. Se me ha hecho presente la lectura del Apocalipsis en la que todos están alrededor del Trono alabando al Señor. Jesús me ha mostrado que nos ha regalado una gran dignidad, y por eso podemos unirnos en alabanza a los coros de los ángeles y los santos. Me ha dicho que estamos llamados a una vida en alabanza, que es más que hacer alabanza. Es vivir alabándoLe por la fe en su Victoria, que ya es real, Él ya nos ha entregado la Victoria.

Después, cuando cantando repetíamos el Nombre de Jesús, el Señor ha actuado con mucho Poder en la asamblea, por medio de su Santo Espíritu. Ha sido un regalo que me lo haya hecho notar de un modo fuerte. Me venía la imagen de un corazón y de lazos que se desataban. Jesús estaba liberando corazones y renovándolos. Le he preguntado si eso venía de Él e inmediatamente me ha contestado a través del padre Salva, que ha dicho «el Señor está liberando corazones». El tiempo de oración con el Nombre de Jesús, el Nombre sobre todo nombre, ha sido de mucha intensidad. El Señor se ha llevado cargas de muchos corazones. Seguidamente, el padre Salva ha hecho una oración de sanación por la zona de las dorsales y esa palabra era para mí (he pasado la semana con dolor en esa zona). En ese momento he sentido calor, notando así la acción del Espíritu Santo.

Jesús ha actuado tan poderosamente que he recibido la gracia del descanso en el Espíritu en ese tiempo de oración con el Nombre de Jesús.

¡¡Gloria a Dios por tanto Amor, por tanta Misericordia y Compasión, por su Poder que actúa siempre en nuestro favor!!

María.

Hoy me he levantado sin ningún dolor ni síntoma

TESTIMONIO #073

Ayer, al final del encuentro, pedí oración por sanación física.

Llevaba 2 días despertándome con un dolor fuerte en el riñón y como una sensación de tener infección de orina, compatible todo con cólico de riñón. En la oración no noté nada, pero hoy me he levantado sin ningún dolor ni síntoma.

Así que ¡Gloria a Dios!

Doy gracias a Dios por cada miembro de la Comunidad, por todo lo que hace en nosotros y todo lo que quiere y va a hacer.

Vino una Luz muy fuerte sobre mí

TESTIMONIO #072

Amén.

Gloria a Dios por esa palabra del Apocalipsis 2, 17: «Al que venciere le daré a comer del maná escondido…»

La tomé para mí, cuando el padre Salva habló, se hizo vida en mí. Vino una Luz muy fuerte sobre mí, me indicaba que yo era esa persona. Después otra vez se me confirmó. Todo lo que sucede en mi vida es porque me dejo llevar de las mentiras del maligno. Ese maná escondido está en la Eucaristía, esa piedra blanca es la Eucaristía. Bendito el Señor que obra maravillas a través de vosotros, de vuestra Comunidad. Hoy estoy con nuevas fuerzas. Gloria a Dios.

Gracias. Las Adoraciones son mi roca fuerte.

Bendiciones.

Un fuego abrasador entrando en mi corazón

TESTIMONIO #071

Darle gracias al padre Salvador y a su Comunidad por las Adoraciones.

Quiero dar Gloria a Dios por las palabras que se dieron el domingo día 15 de noviembre. Especialmente en el minuto 30 o por ahí. Donde se dijo de una mujer que no tenía paz. En ese momento pude sentir un fuego abrasador entrando en mi corazón. Llevaba largo tiempo sin paz y con angustia. Estaba sumergida en depresión e insomnio. Después de la Adoración algo cambió en mí y lo veo todo diferente. La depresión y el insomnio que tenía a causa de esa falta de paz se han ido. Me siento con fuerza y reconfortada.

También decir que un dolor que tenía en la pierna izquierda se fue después de la Misa de Misericordia al orar por los enfermos.

Muchas gracias. Dios os bendiga por esta labor y sus frutos.

Un abrazo en Cristo.

Pilar.

La Gloria es para Dios

TESTIMONIO #070

Dar la Gloria a Dios y las gracias a una persona de vuestra Comunidad.

Es impresionante como el señor actúa en ella. Me ha pedido que no diga su nombre. La Gloria es para Dios. Mi vida fue impactada gracias a una palabra con cartel incluido que esta chica recibió de Dios para mí. Llegando a la raíz de mi herida y problema. Ahora estoy en un proceso de sanación, recuperando mi identidad como hijo amado de Dios. Esta chica fue y es el instrumento para que yo me sienta amado por Dios y pueda amar a los demás.

Dios actúa a través de personas que se dejan moldear por Él.

Algún día deseo poder dar palabras de conocimiento, tan fuertes y directas como las dice ella, además con imágenes que las respalden. Sin olvidar que es Dios quien lo hace para poder ayudarnos.

Me encomiendo a vuestras oraciones.

Gracias. Bendiciones.

Anónimo (la Gloria es para Dios).

La alergia se ha ido

TESTIMONIO #069

Hola, buenas tardes:

Mi nombre es Sonia y quiero dar la gloria a Dios porque he sido renovada en mi vida después de la Misa de Misericordia.

Tenía 1 año de estar en un estado de angustia y depresión tremendos. Esto se manifestaba en forma de alergia y picores por todo el cuerpo, y gracias a Dios, a través de esta Eucaristía empecé a sentir un torrente de paz y alegría como hace tiempo no tenía.

Muchas gracias por traer a Dios a nuestras vidas, por mostrar su poder sanador y hacernos sentir hijos amados de Él.

He estado leyendo los testimonios de la página web y me han impactado sobre todo las profundas vivencias de algunas personas. Ya me gustaría poder expresarme así, con esa soltura y experiencia de Dios.

Al leeros he buscado a ver si teníais un apartado de formaciones, pero no lo veo. Mi pregunta es si podéis hacer formaciones abiertas al público. Somos muchos los que estamos cansados de las mismas cosas en la Iglesia Católica, a la que quiero mucho, pero solamente dan charlas que al final no nos llevan a un encuentro con el Espíritu Santo.

He estado asistiendo muy seguido al grupo de Nueva Jerusalén, pero no veo crecimiento, no puedo hacer nada ni para mí, ni para otros. En vosotros veo los frutos. Os sigo de cerca y veo claramente cómo avanzáis. Me gustaría aprender y tener experiencias como las que se describen en algunos testimonios de los que he leído; no quiero nombrar a nadie, porque no quiero hacer distinciones, pero hay unos testimonios aquí muy profundos que me han sembrado ese gusanillo de querer vivir lo mismo, aunque las experiencias son personales, yo quiero saber más de Dios, conocerlo y ¿por qué no? sentir que Él es mi Padre como lo dice algún testimonio. Seguramente tengo ese espíritu de orfandad que me tiene atada y no me deja ver para qué Dios me creó.

Os dejo esa inquietud por si os animáis a hacer formaciones para gente nada formada como yo. Dios os bendiga. Decir también que la alergia se ha ido. Gloria a Dios.

Gracias. Un saludo.

Sonia.

Yo creo que Tú eres el Médico de médicos

TESTIMONIO #068

Queridos hermanos:

Con mucha alegría quiero compartir con vosotros un testimonio, para ¡Gloria de Dios!

En la Misa de Misericordia del domingo, mi madre siguió la transmisión atenta, esperando con mucho deseo recibir la bendición del Señor, y como ella misma me lo expresó antes de que comenzara:

«Yo sé que para el Señor no hay distancia, y aunque yo no pueda estar allí físicamente, mi corazón estará presente.»

Mi madre llevaba un año sufriendo por una atrofia vaginal severa que, según los médicos, ella es un caso excepcional porque le produce todos los malestares en conjunto, y justamente llevaba una semana padeciendo muchos malestares que le hacían desesperar.

Vivió la Misa con mucha disposición. Dice que mientras el padre oraba en un momento, dijo:

«Si alguien tiene alguna enfermedad que no se haya nombrado, que lo diga.»

Y en fe ella dijo:

«Señor, Tú conoces mi enfermedad, la pongo a tus pies. Sáname, yo creo que Tú eres el Médico de médicos y puedes hacerlo.»

Y sintió que algo se movió en su vientre. Desde ese momento ya no tiene dolor, y con mucho gozo está convencida de que el Señor la ha sanado.

Bendito y alabado sea Jesús por su amor misericordioso y gloria al poder de su Santo Espíritu. Una vez el Señor nos regala ver que sigue obrando con fuerza a través de las retransmisiones. Basta tener fe para recibir la bendición copiosa. Yo bendigo lo que el Señor ha hecho en mi mamá, y que su amor siga sanando…

Testimonio del poder y amor de Dios

TESTIMONIO #067

El pasado fin de semana, viví la experiencia de amor más fuerte de mi vida; ha sido un regalo tan grande, que aún no salgo de todo aquel encanto. En definitiva, es el regalo que Dio me tenía preparado para ese momento, porque lo reveló a través de un sueño profético a una hermana de la Iglesia, que semanas antes del retiro me lo compartió y tanto ella como yo, bendecimos ese sueño para que el Señor se glorificara.

Mi experiencia de amor empieza desde antes de salir hacia el retiro, porque pasé por la capilla del Santísimo de la parroquia San Ramón; fue ahí donde dejé todas mis cargas, toda la lucha que había tenido previa al retiro; le dije a Jesús: «Heme aquí, que estoy cansada y agobiada, te entrego todo, y a partir de este momento solo quiero abandonarme a ti, y todo lo que vayas a hacer este fin de semana, glorifícate en todos los que viviremos este retiro.»

Llegando a la casa del retiro, Jesús me hablaba por todos lados: «Te esperaba, sígueme, alégrate, el Señor está contigo»; cada palabra que leía mientras iba de camino a la habitación, sentía que el corazón me sobresaltaba y la palabra de bienvenida que me regaló, no podía ser más maravillosa: «Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» 1 Jn 4, 16. Cuando la leí, le dije: «Me estás regalando tu amor.» Me quedé en silencio y acogí esta palabra en mi corazón.

La noche del viernes, en la exposición del Santísimo y oración para romper bloqueos, renunciaba a todo aquello que me impidiera tener esa experiencia con el Espíritu Santo, principalmente a pensamientos que me hacían sentir que yo quería tener experiencias del Espíritu Santo para que todos vean lo que Dios me regala, pensamientos de vanagloria que el demonio ponía en mi cabeza para hacerme sentir mal y bloquear la acción del Espíritu Santo. Para mí fue poderosísima esa oración, porque desde ese momento el Espíritu Santo empezó a actuar, mientras renunciaba y le decía al Señor que le daba permiso para entrar en mí, que yo era su esposa y Él mi esposo, y en eso, el padre Salva, que dirigía la oración, dijo: «Así como el esposo entra en la habitación sin pedir permiso y entra en la intimidad con la esposa, así ven Señor.» «Sí Señor, así quiero que vengas a mí», dije yo en mi interior; y fue entonces cuando sentí que me desvanecía y sentí que me caía, y le dije: «Señor, todavía no», y Él, que es un caballero, se quedó en silencio en la intimidad de la oración.

Mientras transcurría el retiro, estaba en constante apertura, en oración, en la alabanza, en el silencio, hasta en los momentos de comida el Señor quiso estar conmigo a solas, como preparándome para ese momento tan especial. En la Misa previa a la efusión, fue una total entrega. En el momento de la ofrenda, me puse en manos de mamita María: «Madre, tú que eres la esposa del Espíritu Santo, llévame a Él», le dije. También le pedí a mi ángel de la guarda que si en algún momento yo sentía miedo, que él viniera en mi auxilio, pues no quería que nada bloqueara ese momento. Al llegar el momento de la Comunión, cuando recibí su cuerpo, su corazón, le dije: «Ya, ya estas dentro de mí, haz de mí lo que tú quieras.» Y fue en ese momento que sentí como una fuerza caliente recorrió desde la cabeza hasta los pies, estando de rodillas sentí que las piernas se me debilitaban. Cuando el padre Salva pide que pasen al frente los que quieran, yo pasé al frente no sé ni cómo, pues ya no era yo la que gobernaba mi cuerpo, solo fue estar al frente y sentí que me desvanecía y me fui hacia atrás, me dejé ir en total libertad, sin miedo alguno, caí con los brazos abiertos, orando, alabando y pidiendo el Espíritu Santo; le decía a la Virgen: «Como tú María, como tú María, llévame a Él, llévame a Él, heme aquí, heme aquí, quiero más de ti», decía constantemente. De repente sentí una fuerza que me venía desde el estómago hasta la garganta y la boca y empecé a gritar: «Solo el amor sana, el amor perdona, solo somos libres en el amor, soy libre en el amor de Jesús, soy libre.» No paraba de alabar, de decir que Jesús es santo, que sólo Él es santo, todo era alabanza, y después empecé a pronunciar unas palabras que en mi vida las había dicho, pero empecé a repetir y a repetir hasta que después se vinieron otras palabras más raras aún y salían de mi boca con mayor fluidez y con mucha fuerza. Algunas sí las logré identificar (Jesús, Cristi, Santa María) porque las pronunciaba como en latín. Mientras mi lengua no paraba de alabar y orar en lenguas, mi mente siempre estuvo consciente; le decía al señor: «Yo quiero saber lo que estoy diciendo, quiero ver tu rostro». Yo pedía más, pero no logré entender lo que decía. También escuchaba todo lo que pasaba a mí alrededor, y hubo un momento en que el padre Salva oró por el ministerio de alabanza y pidió a todos que oraran por ellos, por Alejandro y Ana. En ese momento, yo me sobresalté y levanté mi mano derecha y la oración en lenguas me salía con más fuerza; fue como si el Espíritu Santo derramaba algo especial sobre ellos en ese momento, yo no podía parar de orar, no tenía control de mi lengua, estuve así desde el inicio hasta el final que el padre Salva me impuso su mano y dijo «paz en el nombre de Jesús», solo así me quedé en silencio, fue algo impresionante. Todo el tiempo mantuve los ojos cerrados, sentía lo helado del suelo, pero no sentí frío porque en varios momentos sentía como descargas de calor en mi cuerpo, las manos se me entumecieron y, cuando abrí los ojos, poco a poco pude ir moviendo las manos. Me senté, y después de un tiempo, pude levantarme. Después de aquel desborde del poder del Espíritu Santo, quedé en silencio, pero con Él, aunque no le decía nada, ni Él me decía nada, sabía que estaba ahí, en la intimidad. Fue hasta la noche mientras estaba en la habitación que me dijo: «Así es como trato a mi esposa», aquella palabra la acogí en mi corazón.

Cuando llegó el momento de Luz y Misericordia, Jesús estaba ahí con todo su amor, sentí que el corazón se me inflamaba de su amor, Él me decía que me amaba, yo le decía que lo amaba, era todo un cortejo un enamoramiento, yo me sentía como la esposa orgullosa de su esposo y le decía que fuera donde todos, que todos sintieran ese amor que yo sentía, que derramara de su amor y bendecía todo lo que Él estaba haciendo. Luego llegó el padre Salva y me impuso las manos y caí en descanso. En ese descanso, el Señor me recordó lo que Él me dijo en una oración que hicieron por mí hace como 5 años; me dijo que cada vez que yo comulgo, Él me quita el velo como el novio se lo quita a la novia en la boda, y en ese momento empecé a llorar de emoción, felicidad y un sin número de sentimientos que salieron en ese momento. Sentía una opresión en el corazón, era como si no me cabía en el pecho, eran muchas cosas juntas, porque empecé a verme vestida de novia danzando por toda la capilla, con el rostro radiante y lleno de felicidad, y es que así me ve Él, así me ve Jesús.

No puedo estar más agradecida con mi Dios, con todo lo que está haciendo, grandes son sus maravillas, grandes son sus proezas, todo es para su Gloria, porque Él lo hace todo, solo nos pide un corazón atento y abierto para que Él obre. Cuando Él tiene un plan para ti, se cumple, en su tiempo, pero se cumple. Este testimonio sea para la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, Amén.

Testimonio de Arlen Bonilla, retiro Renovados en el Espíritu, octubre 2020.