TESTIMONIO #079
Ayer estuve en el retiro de Madrid y la verdad es que fue impresionante.
He salido con fuego dentro. Fuego que se estaba apagando desde hace tiempo ya que mi fe se había quedado en momentos de oración vocal, que sí me conectaban con Dios, pero faltaba el impulso y la fuerza del Espíritu Santo. Salgo dispuesta a ser soldado, ahora más que nunca, y sobre todo a seguir palabras como «no pasa nada si se hace el ridículo», «no pasa nada si las cosas no salen» o «las palabras solamente no tocan si no le acompaña el signo que confirma».
A los sacerdotes de mi parroquia que están permitiendo que la parroquia agonice y esté en vías de morir:
Hace tiempo que las cruces me están pesando, tanto que a veces el deseo de morir es demasiado acentuado. Me he sentido perdida luchando. Entre ese peso y la frustración de sentir que no era así como Dios quiere verme. Sé que estas cruces es parte de una gran purificación, soy una consagrada que además Le pide cada día a Jesús Eucaristía, ser toda suya… pues Él escucha y va purificando.
Este finde pensé que iba a encontrar una respuesta a una llamada que Él me ha puesto hace mucho tiempo y me tiene un poco perpleja… pero no, la respuesta fue a llevar esas cruces que sabía en mi corazón no estaba sabiendo llevar.
En este retiro Jesús me dijo:
«Arrodíllate delante de la Cruz, que la Sangre del Cordero te cubrirá y te purificará. María estará contigo.»
Mi mente, mi alma, todo mi ser entendió en lo más profundo esa frase. En cada cruz que no comprenda y duela solo tengo que arrodillarme.
Gracias mil. Dios os bendiga.
Isabel Martínez Rull.