TESTIMONIO #126
Llevo más de un año con una enfermedad que me discapacita mucho ya que me ha puesto en silla de ruedas. Pero es gracias a esta enfermedad que descubrí las Adoraciones en el Espíritu y al padre Salva.
La verdad es que el mayor milagro que he visto en mi vida es que Dios se haya fijado en mí, su pobre hija, y gracias a esta enfermedad puedo ver como nunca lo vi antes, como me cuida todos los días con muchos detalles. Lo hace directamente, pero también a través de los hermanos como las personas de la Comunidad Somos hijos de Dios. Porque cada vez que voy ahí, Dios me regala una palabra, la sonrisa de una persona, un detalle que alguien me dio con cariño, … pero también la ayuda concreta para desplazarme con la silla, como lo fue particularmente el día de Pentecostés, 4 de junio 2021.
Me siento muy bendecida y cuidada cada vez que puedo ir ahí.
Y si me animo solo hoy a escribir un testimonio, es porque al acabar la Adoración de hoy, pedí al padre Salva de rezar por mí porque llevaba un par de días con espasmos musculares cada vez que pensaba o pronunciaba el nombre de Jesús, del Espíritu, del Padre o de Dios. Los espasmos musculares son parte de la enfermedad que llevo, pero me dejaba muy triste y preocupada ¡ver que ya no podía rezar sin tener una crisis! Y hubo un antes y un después de la oración del padre Salva porque ¡ya no tengo espasmos al decir el nombre de Dios!
Gloria a Dios por romper todas las barreras que impiden alabarle de todo corazón.
Y gracias a la Comunidad por permitir a muchos acercarnos a Él.